¿Qué significan las vacaciones? ¿Para qué sirven? ¿Se trata de una recompensa?
La utilidad que se le suele dar a las vacaciones es la de descansar del trabajo y desconectar, aprovechando para ir a aquellos lugares a los que no se acostumbra a ir o hacer aquellas actividades que, por estar trabajando, no pueden hacerse.
Claro está que debemos dejar el trabajo atrás cuando estamos en este período (muchas veces tan ansiado) porque, de no hacerlo, podríamos quemarnos o desarrollar el conocido síndrome del burnout, por ejemplo. Esto hace que sea fundamental aprovecharlas y realizar una desconexión total, aunque no siempre sea fácil.
Siempre van a ser bien recibidas, sea cual sea la situación en la que nos encontremos: son algo gratificante y positivo. Aun así, cada persona puede “interpretarlas” de forma distinta.
Popularmente, se tiende a verlas como el fruto de nuestro esfuerzo: las tenemos por haber realizado un trabajo o un estudio determinado, por todo ese tiempo que hemos estado invirtiendo energía sin parar.
Pero, ¿qué son para ti tus vacaciones realmente?
Lo que consideramos que son las vacaciones influye, ya que en base a ello nos las tomaremos de una u otra manera. Si, por ejemplo, interpretamos que son el único modo que tenemos de relajarnos y descansar del trabajo, es posible que se nos acaben haciendo escasas. Esto influirá luego, cuando decidamos disfrutarlas, pues es probable que acabemos queriendo aprovecharlas tanto que lleguemos a un punto de autoexigencia para nada sano.
En referencia a lo anterior, también puede ocurrir que el deseo de vacaciones llegue a un punto de desesperación. Puede suceder que, desde que acaban las anteriores vacaciones, ya se esté pensando en cuándo serán las siguientes. En este caso, la persona se encuentra exhausta y simplemente deja que los días pasen hasta llegar al esperadísimo descanso. Y aquí está la clave: si ocurre esto, lo más probable no es que se necesiten unas vacaciones, sino un cambio de vida o un tiempo de reflexión interna.
Este período es un momento de ruptura, distinto a lo que hacemos durante el día a día: si no se suele salir de casa, entonces ir a algún sitio; si se ha estado en continua conexión digital, tratar de utilizar menos esas herramientas…y si no se ha hecho una pausa para examinar o revisar los últimos acontecimientos y cómo se está viviendo, entonces aprovechar para hacerlo. Lo fundamental es aislarse de lo cotidiano.
Así, las vacaciones, por supuesto, son un tiempo de descanso, un momento de desconexión y unos días para relajarse y salir de la rutina, pero también son una estupenda oportunidad para reflexionar y plantearnos lo que ha pasado en los últimos meses y qué es lo que queremos hacer en los siguientes. De hecho, pueden ser el punto de partida desde el cual empezar un cambio en tu vida.
Al salir de la rutina (de ese ritmo frenético) se puede analizar la situación desde otra perspectiva y, quizás, tomar alguna decisión para vivir de otra manera.
De esta forma, tal vez al volver lo hagamos con otra energía distinta, con pensamientos más positivos y con nuevas motivaciones que nos harán vivir nuestra vida mejor.